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Hablar de vinos es hablar de historia, geografía, ciencia y arte en una sola copa. Catarlo correctamente no es solo una cuestión de protocolo o formalismo, sino una forma de conectar con el origen de ese vino, con la tierra que lo vio nacer, con el trabajo del viticultor, y con las decisiones del enólogo.

En el mundo gastronómico, donde la experiencia lo es todo, una cata bien guiada puede enriquecer cualquier carta, elevar el servicio en sala, o incluso mejorar la venta en un restaurante. Por eso, hoy quiero compartir contigo, desde una mirada técnica pero cercana, cómo se realiza una cata de vinos paso a paso.

🛋️ 1. El entorno: el silencio también se bebe

Antes de comenzar, el entorno debe ser el adecuado. Una buena iluminación, preferiblemente natural, ayuda a percibir los matices visuales. El espacio debe estar libre de olores ajenos al vino: perfumes, ambientadores o incluso platos de comida cercana pueden alterar nuestra percepción.

La temperatura ambiente también importa. Idealmente, deberíamos catar en un rango de entre 18 y 22 °C, para que ni el vino ni nuestros sentidos se vean afectados.

Por último, usa una copa de cristal fino, transparente, tipo ISO o tulipán, que permita apreciar visualmente el vino y canalizar los aromas hacia la nariz.


👁️ 2. Fase visual: el primer contacto

La cata comienza con la vista. Inclinamos la copa sobre un fondo blanco y observamos:

  • Tonalidad: Los blancos pueden variar desde amarillo pálido a dorado intenso. Los rosados, del rosa salmón al fucsia, y los tintos, desde el violeta joven hasta el granate o teja en vinos más evolucionados.
  • Transparencia: Un vino limpio, brillante y sin partículas en suspensión habla bien de su elaboración.
  • Lágrimas: Al agitar la copa, el vino forma “lágrimas” que descienden lentamente por el cristal. Estas indican su grado alcohólico y glicerina, aunque no necesariamente su calidad.

Observar el vino no es superficial: nos prepara mentalmente para lo que está por venir.


👃 3. Fase olfativa: el corazón del vino

Aromáticamente, el vino es un universo en sí mismo. Primero lo olemos sin agitar (nariz primaria) y luego lo agitamos suavemente para liberar más compuestos volátiles (nariz secundaria).

Los aromas se clasifican así:

  • Primarios: propios de la uva (frutas, flores, hierbas). Un Sauvignon Blanc, por ejemplo, puede recordar al pomelo o al boj.
  • Secundarios: derivados de la fermentación (levaduras, mantequilla, panadería).
  • Terciarios: procedentes de la crianza (vainilla, cuero, café, madera), muy presentes en vinos con barrica o en botella durante años.

Una nariz entrenada puede identificar hasta 50 aromas en una copa, pero no hay que intimidarse: lo importante es empezar reconociendo lo más evidente y construir desde ahí.


👅 4. Fase gustativa: equilibrio y persistencia

Llega el momento de probar. Toma un sorbo moderado, pásalo por toda la boca y trata de identificar:

  • Entrada: ¿cómo impacta al principio? ¿Es dulce, ácido, seco?
  • Cuerpo y estructura: Un vino ligero se percibe como agua, mientras que uno con cuerpo llena la boca.
  • Taninos: En los tintos, esa sensación de aspereza es clave para entender su juventud o madurez.
  • Acidez: Da frescura y capacidad de guarda. En blancos, suele ser más notoria.
  • Persistencia: ¿Cuánto tiempo permanecen los sabores después de tragar (o escupir)? Cuanto más largo el retrogusto, más calidad suele tener el vino.

Esta fase, más que juzgar, busca comprender la armonía entre sus elementos. Un vino puede ser sencillo pero estar perfectamente equilibrado, y eso también tiene mérito.


🧠 5. Conclusión: más allá del gusto, una experiencia completa

Una cata completa no se limita a una ficha técnica. Es una oportunidad para contextualizar el vino: su origen geográfico, su bodega, su añada y su intención. ¿Está hecho para disfrutar joven o para evolucionar en botella? ¿Es un vino comercial o de producción limitada? ¿Tiene historia detrás?

Además, catar en grupo permite comparar percepciones y enriquecer la experiencia colectiva. En restauración, integrar breves notas de cata en el servicio puede marcar la diferencia en la elección del cliente y en la venta.


📝 Consejos prácticos para una mejor cata

  • No fumes ni comas chicle antes de catar.
  • Cata vinos de menor a mayor intensidad: primero blancos jóvenes, luego tintos, luego vinos de guarda.
  • Usa una libreta o app para registrar tus impresiones. Anotar fortalece la memoria sensorial.
  • No temas equivocarte: el vino es un lenguaje y, como todo idioma, se aprende con práctica.

🍷 Conclusión final: la cata como herramienta y disfrute

Catar vino correctamente es una herramienta de trabajo esencial para profesionales de la gastronomía, pero también una forma profunda de disfrutar del producto. Permite detectar errores, descubrir virtudes y, sobre todo, valorar el esfuerzo detrás de cada botella.

Ya sea en un restaurante, en una feria de vinos o en casa con amigos, cada cata es una oportunidad para afinar los sentidos y conectar con una de las expresiones más complejas y bellas del mundo gastronómico.

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